Cuando un día no recuerde ni tu nombre, ni tu rostro, ni la luz de tu mirada… ¡Recuérdame que te quiero!
Categoría: Mi blog
La niña Adela
Cuando se tiene un sueño, hay que lucharlo. Si no es a la primera será a la segunda ¡No te rindas!
No me cortes las alas…
No me cortes las alas;/
déjame volar./
No me coacciones;/
déjame respirar./
Permíteme ser yo misma.
Enganchada al avellano
Déjame que te cuente lo que he soñado: con los sueños buenos, una rama del árbol del avellano acaricia el cristal de la ventana que deja pasar la luna…
Un pedazo de tu vida
Regálame un pedazo de tu vida, elígelo al azar. No lo adornes, no le quites ni una brizna del pasado, para que te descubra a corazón abierto.
Tres palabras
«Tres palabras escritas con tinta de «boli» azul. Un juramento que nunca llegó a cumplirse. Una mancha de aceite del desayuno…»
No quiero ver mi nombre decorando los espejos
«No quiero ver mi nombre decorando los espejos, ni quiero la cadena de perdones que dejas en mi «wassap».
Y en el silencio de la madrugada
«Y en el silencio de la madrugada, he mirado a la ventana y he visto por el cristal cuatro estrellas, tres fugaces y una sin ganas de ná.»
Porque sobran las palabras
«Vivían para morir y perdurar en la noche de los tiempos. Todo era poco para el rey del Alto y Bajo Egipto. Y no contaré nada más porque sobran las palabras»
Mi vieja mochila
Me enamora la gente que va por el mundo a su aire, acompañada de su mochila, ni se les pasa por la cabeza perder el tiempo jugando a María rendijas…
De vuelta de todo
Las cosas que me afectaban, tan graves y cruciales, hoy no tienen importancia. Los chismes, las falsas sonrisas, el que dirán… A estas alturas de mi vida estoy de vuelta de todo.
Una tumba sin sellar
Frente a ellos una tumba sin sellar hacía las veces de cuartel general de una multitud de moscas, que salían y entraban zumbando sin parar. El temor a hechiceras y voladoras era algo irremediable.
Tengo que jurarte
Deja que te jure amor, que tú siempre me amarás… Deja que tu amor me jure que yo siempre te amaré.
El silencio del Ramadán
Solo el gajo de la luna, una infusión con pastillas y el Silencio del Ramadán
Mari Carmen y sus sueños incumplidos
Cuando el policía de la aduana le pidió el pasaporte, a Mari Carmen se le puso un nudo en la garganta y eso que había jurado antes de bajar del avión, que por nada del[…]